miércoles, 12 de enero de 2011

Un 2011 sin Kirchner

Durante los tres años que ha gobernado Cristina Kirchner, el hecho político más relevante de su primer año, que fue 2008, es el conflicto con el campo. El del segundo año, el 2009, es la derrota electoral en la elección legislativa. En el tercero, el que finaliza, lo es la desaparición de Néstor Kirchner. En el cuarto y último año de su primer mandato, posiblemente lo será la elección presidencial del 23 de octubre, cualquiera sea su resultado.

Con Kirchner, Cristina era percibida como el segundo mandato de dos. Durante sus tres primeros años sufrió el desgaste que suelen tener los segundos mandatos, cuando la sociedad se torna más impaciente, tolera menos y busca cierto aire de cambio.

En América del Sur sólo hay un Presidente que ha cumplido doce años continuos en el gobierno y que ha afrontado ya tres elecciones presidenciales sucesivas: Hugo Chávez. Las últimas elecciones legislativas, la caída del consenso y las dificultades económicas muestran claramente que los terceros mandatos no suelen ser fáciles.

En la región, Lula y Uribe, los presidentes que terminaron el segundo mandato con alta popularidad y logrando el triunfo de sus candidatos (Rousseff y Santos), no quisieron forzar la reforma constitucional para presentarse por tercera vez consecutiva. Posiblemente lo hicieron por una combinación de respeto por las normas institucionales y prudencia política. Es que el tercer mandato no resultó bueno para grandes líderes políticos, como Helmut Kohl en Alemania, Felipe González en España o Tony Blair en Gran Bretaña.

En el caso argentino, Cristina tiene el derecho constitucional de un tercer mandato. La cuestión es si la sociedad lo percibirá como el tercer mandato del kirchnerismo o el segundo de la actual Presidente. Con Kirchner vivo, ya fuera él mismo el candidato a Presidente o lo fuera su esposa, la percepción predominante era que un triunfo oficialista en 2011 era un tercer mandato del kirchnerismo, dada la forma asociada con la cual el matrimonio Kirchner venía ejerciendo el poder.

Ahora, en cambio, cabe la posibilidad de que Cristina se diferencie en su estilo político -sin por ello cambiar el rumbo ideológico- y en consecuencia su eventual triunfo sea percibido como el segundo mandato de dos. Ello haría más fácil su triunfo.

La opinión pública ha querido darle la oportunidad que así sea y al gran cuestión política de 2011 es si ella competirá electoralmente -lo lógico es que lo haga, aunque en la política argentina no siempre ocurre lo lógico-, siendo percibida como si buscara el segundo o el tercer mandato.

Sin Kirchner, el gobierno de su esposa parece haber ganado en imagen, pero al mismo tiempo haber perdido en poder. El mes de noviembre marcó el punto máximo en la imagen de la Presidente desde su triunfo electoral en octubre de 2007. Su imagen positiva creció cerca de 20 puntos y su intención de voto aproximadamente en 12. Antes de morir Néstor Kirchner, él o su esposa como candidatos perdían en la segunda vuelta. La semana siguiente Cristina ganaba en la primera. Fue un efecto inmediato, generado por el llamado efecto luto, similar al que poco tiempo atrás benefició a Ricardo Alfonsín, a partir de la muerte de su padre.

Esto plantea también la cuestión de si al faltar Kirchner, que era quien manejaba los hilos que permitían controlar la calle con mecanismos informales, gestando alianzas con gobernadores, intendentes, sindicalistas y movimientos sociales, no han comenzado a fallar. Es decir que sin el ex Presidente, el gobierno puede haber perdido poder.
La cuestión central para 2011 en consecuencia es si la gestión de la Presidente se parecerá más al giro hacia el centro esbozado en noviembre, o a la radicalización ideológica de diciembre, o como a veces sucede en política, alternativamente a uno u otro curso de acción de acuerdo a las circunstancias.



Gonza From Rosendo Fraga.

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